lunes, noviembre 23, 2009

J, A y doble R.

¿Como pudiste lanzarlo al mar con tanta facilidad? Desde un mirador de la costanera, oxidado de sal y tiempo, donde la brisa deja olor a espuma, ola y a azul. Y cuando lo pienso sé que nunca estuve ahí, al lado tuyo respirando tu piel, ni cerca un poco de rozarte ante de desaparecer en la linea que divorcia la vaporización del horizonte. Ni me importaba. Tuviste la consideracion de arrojarlo frente al club árabe, cerca de una playa pequeña, publica y completamente subestimada. Con tino, que desagradezco, se deshilvano con el golpear continuo contra las rocas. Callemos el ruido del mar para escuchar tus razones y mi auto disculpa. Y dentro y fuera de cada silencio, envolviéndose roto comenzara a volar los trozos de rutina que no me dejaste compartir. Flotando en el aire condensado del océano pacifico y mi pena. Y acercándome a la barandilla corroída mire hacia abajo donde las lineas de café y beige del gorro mojado se balanceaban indiferentes a tu desdén a mis posesiones y pensé: ¿Como pudiste lanzarlo al mar con tanta facilidad?

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